64 millones de turcos con derecho a voto eligen presidente para los próximos cinco años y los 600 diputados del nuevo parlamento en unos comicios que volverán a mostrar la fuerte polarización del país. Por primera vez en los últimos años, Recep Tayyip Erdogan, de 69 años, no es claro favorito a la victoria y el líder opositor, Kemal Kilicdaroglu, de 74 años, podría arrebatarle la presidencia incluso en la primera vuelta, según los últimos sondos. En caso de que ninguno de los supere los candidatos 50 por ciento de los votos será necesaria una segunda vuelta que se celebrará el día 28. Es un pulso entre el modelo islamista y la mirada de raíz laica.
Tras superar a Ataturk, padre de la Turquía moderna, como líder con más tiempo al frente del país, Erdogan aspiró a ser reelegido para seguir al frente de un país en este 2023 en el que se cumple el primer centenario de la república.
El presidente prometió que como regalo de aniversario llevaría a Turquía a estar “entre las diez primeras potencias del mundo en campos como la política, economía, tecnología, armamento y diplomacia”. El problema es que la grave crisis económica, con una inflación del 44 por ciento, y la mala gestión de la tierra moto de hace tres meses pueden pasar factura a un líder que tiene al país partido en dos: la Turquía pro y la anti Erdogan .
Kilicdaroglu ha logrado unir a los partidos de la oposición bajo el mismo paraguas. Formations de corte politico muy distinto votan unidas con el unico objetivo de poner fin a los 20 años de erdoganismo. A ellas se sumará el voto del Partido Verde de la Izquierda, formación kurda que es la tercera fuerza política del país y que compara esto con nuevas siglas por temor a una ilegalización de las anteriores. El apoyo kurdo resultó decisivo para que los islamistas del Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP) perdieron las alcaldías de Estambul o Bursa en las municipales de 2019 y esta vez esperan volver a ser determinantes. «Primero hay que echar a Erdogan y luego ya podemos sentarnos a hablar porque en estos momentos no hay un clima democrático que nos permitamos negociar», afirmó Ceylan Akça, candidata del partido kurdo a un parlamento al que esperan enviar 100 diputados.
Otro de los factores que refuerzan a la oposición es el deseo de cambio de los votantes más jóvenes. En estos cómicos unos 5 millones de turcos votarán por primera vez, son jóvenes que desde que nacieron sólo han conocido a un líder y, según las encuestas que se han ido publicando, mayoritariamente respaldan un cambio. Analistas turcos como Yildiray Ogur, que durante los primeros años del año apoyaron la gestión de Erdogan, consideran que «es nuestra última oportunidad, o el presidente se marche o el camino hacia el totalitarismo no tendrá vuelta atrás para nuestro sistema».
Rusia y Estados Unidos entran en escena
Una de las novedades en las últimas horas de campaña fue la entrada de Estados Unidos y Rusia en los discursos de los principales candidatos. Kilicdaroglu acusó a Moscú de pedir intervenir en comicios con una serie de vídeos manipulados y Erdogan saltó de inmediato en defensa de un país que se había convertido en una serie de alias más. El líder opositor denunció en Twitter la difusión de “ciertos montajes y conspiraciones” fabricados por Moscú y les pidió que “os abstengáis de intervenir en el Estado turco.
El Kremlin negó cualquier implicación y Erdogan dijo en su último mitin que “ahora el señor Kemal ha comenzado a burlarse de Rusia. Dice que Moscú está manipulando las elecciones. ¿No le da vergüenza? Debe sentirse avergonzado. ¿Qué diría si décimos que Estados Unidos, Reino Unido y Alemania están organizando los comicios?«
La Turquía de Erdogan se ha convertido en un corresponsal clave para las importaciones y exportaciones rusas, pero nada indica que un cambio en la presidencia suponga un cambio de política exterior. El presidente aprobó hasta el último segundo permitido por la ley y acusó a su rival de estar “al servicio de Joe Biden”.
Después huyó para rezar en la Gran Mezquita de Santa Sofía en un último gesto al electorado más conservador, que siempre le ha sido fiel gracias a decisiones comme la reconverter en mézquita este templo de Estambul nacido como iglesia hace 1.500 años.