«He pasado por un infierno»

Yocheved Lifschitz se encontraba en el kibutz de Niz Or donde vivía en Israel cuando un grupo de paramilitares de Hamás irrumpieron en la comuna y secuestraron a sus habitantes. A sus 85 años, se vio obligada a dejar su hogar a lomos de una motocicleta en un viaje hacia Gaza tras un rapto que le produjo contusiones y problemas para respirar.

Así lo ha explicado la anciana desde el hospital de Tel Aviv donde se recupera de las lesiones tras su liberación este lunes por parte del grupo terrorista junto con otra rehén. La mujer ha referido su experiencia en una rueda de prensa con ayuda de su hija Sharone, que ha llegado a la ciudad israelí este martes por la mañana para encontrarse con su madre.

«He pasado por un infierno», ha reconocido la anciana durante su comparencia, en la que ha detallado que, durante el secuestro, fue golpeada con palos. Tras el trayecto en moto, la mujer tuvo que caminar durante varios kilómetros hasta una «enorme red» de túneles subterráneos con el suelo «húmedo y blando» que recordaban a la «tela de una araña», según recoge la ‘BBC’.

Durante el trayecto, los secuestradores se apropiaron del reloj y las joyas de la mujer, aunque, al bajar de la motocicleta, la tranquilizaron diciéndole que «creían en el Corán» y, por eso, no le harían daño. Dos o tres horas después de llegar a su destino, sus captores separaron a cinco personas del kibutz Nir Oz y los trasladaron a una estancia diferente.

Allí, en una habitación «limpia», dormían en colchones sobre el suelo y había un guardia para vigilar a cada rehén y los captores «se ocupaban de cada detalle». Además, había un paramédico que les facilitaba fármacos, un doctor que los visitaba cada dos o tres días y una mujer se encargaba de abastecer de productos de higiene femenina a quienes los necesitaran. En este sentido, la anciana ha asegurado que uno de los secuestrados, herido en un accidente de moto, estaba siendo tratado.

Durante su estancia en los túneles, se alimentaron a base de queso y pepino, que era lo mismo que comían los paramilitares de Hamás.

Además, la mujer ha lamentado el gasto de miles de millones de dólares en la frontera israelí, sin que eso haya impedido la entrada de Hamás, y ha asegurado que la historia no habrá terminado hasta que todos los raptados hayan vuelto. En esta línea, su hija ha asegurado que Lifschitz está «muy lúcida» y quiere «compartir la información, hablar con las familias de otros rehenes con los que estaba».

Lifshitz fue liberada este lunes junto con Nurit Cooper -ambas residentes en el kibbutz de Nir Oz- y ambas fueron trasladadas a un hospital en Israel. La oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dado las gracias a Egipto por «su ayuda» y al Comité Internacional de la Cruz Roja «por su importante función, que salva vidas».

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