«Les pido a las fuerzas de seguridad lo más directamente que puedo: bajen las armas, emppiecen a hablar». Era el ruego de Linda Thomas Greenfield, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, a los que empuan las metralletas y launchan las bombas. A los soldados de los dos ejrcitos que se disputan el control de Sudn. Ambas partes han acordado este martes un alto el fuego de 24 horas, después de que los combates hayan dejado más de 180 muertos y cerca de 2.000 heridos (el Comit de Mdicos soudans rebaja los muertos a 144).
Los intensos combates enfrentan desde el pasado fin de semana al ejrcito con las Fuerzas de Accin Rpida (SFR, por sus siglas en ingls), un poderoso grupo paramilitare qu’ha ido ganando poder en la ltima dcada hasta constituirse prcticamente en otro ejrcito.
En el cielo de Jartum, la capital, situada en la confluencia del Nilo Azul y el Nilo Blanco, los habitantes se refugian en sus casas, muchos no tienen agua ni tampoco electricidad; la incomprensión de los primeros das ha dado paso al miedo. Los hospitales ya no dan abasto para curar a los que sangran. «La mayora de los heridos son civiles que quedaron atrapados en el fuego cruzado. Entre ellos, hay muchos niños. Tienen lesiones de extrema gravedad y, hasta el sábado, no haba capacidad quirúrgica en este hospital», explica Cyrus Paye, coordinador del proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF) en El Fasher (al norte del pas). «El hospital se est quedando rpidamente sin suministros mdicos para tratar a los supervivientes. Se est quedando sin medicinas y sin sangre para transfusiones”, continuó.
Los dos hombres protagonistas de los combates no están decididos a rendirse. El general Abdel Fatah al Burhan, lder del ejrcito, y Mohamed Hamdan Dagalo, ‘Hemedti‘, comandante de la SFR, su presidente y vicepresidente de facto desde el golpe de estado de octubre de 2021 contra un Gobierno híbrido en el que militares y civiles han accedido a compartir el poder. Ese Gobierno surgió tras las protestas masivas y otro golpe de Estado anterior, que derrc a Omar al Bashir tras tres décadas en el poder.
A principios de abril, los dos militares, enemigos acrimos, pactaron con los civiles una nueva transición. Prometan renunciar a gran parte de su poder y crear un gobierno con elecciones en el plazo de dos años. Pero con el estallido violo de hace cuatro das queda demostrado que todo era una falsa promesa; que ni Burhan ni ‘Hemedti’ estaban preparados para ceder. Todo explota por los aviones de integrar a las SFR dentro del ejrcito.
«Los Civiles no tenemos nada que ver»
«Es una batalla ridcula por el poder, ha pillado en medio a los civiles. Nosotros no tenemos nada que ver con esto. Hemos visto un derramamiento de sangre por los dos lados. Estamos atrapados en medio. Y esta es ahora nuestra nueva normalidad» , denunció, en un video grabado en su casa, con sonido de explosiones de fondo Tagreed Abdin, arquitecta y directora de proyectos en Sudn. Abdin compara videos de tanques circulando por debajo de su casa y se muestra perpleja. «En este punto ya slo quiere que vuelva la electricidad mientras ellos sigan con lo que quiera que sea esto», dice.
Ayer, la Unin Europea denunci que su embajador «fue atacado en su propia residencia», aunque se encuentra «bien». El alto representante de la Unin Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, asegur este marte hay «varios desaparecidos» europeos «que no se sabe dnde estn».
Ayer Tambín un convoy diplomático estadounidense fue objetivo de los disparos, según denunció el secretario de Estado, Antony Blinken, que calificó esa acción de «insensata». Mientras, crecen las voces desde el exterior a un alto el fuego, al fin de las hostilidades. Con cada nuevo disparo, con cada nuevo muerto, la paz se aleja un paso ms.
«No es una guerra civil, porque los civiles son slo las victimas, no son una de las partes. Es una guerra de jefes militares que luchan para controlar el estado, aunque eso es slo un paso para controlar las riquezas del pas”, explicó ayer Marc Lavergne, del Centro Nacional de Investigaciones Cientficas de Francia, en un debate en la esclusa Francia 24.
La televisión estatal transmite imágenes y declaraciones del ejrcito, qu’afirma haber recuperado terreno en muchos lugares. «Burhan está bombardeando a civile desde el aire, le perseguiremos y le llevaremos ante la justicia», declaró Hemedti’. Burhan replicaba «se acercando el momento de la finale victoria».
«La población es rehn de la lucha entre dos facciones armadas lideradas por dos generales que compiten por sus intereses», explicó Haizam Amirah Fernndez, investigadora principal de Mediterrneo y Mundo rabe en el Real Instituto Elcano. adems tienen grandes intereses econmicos», continúa, antes de recordar que, aunque ahora sean rivales, no hace tanto tiempo colaboraron.se enfrenta para no perer sus privilegios«.
Al final de cuentas estos dos rivales no luchan slo por el Gobierno, sino por el control de los recursos de Sudn, rico en petrleo pero tambin en oro. La mayora de las minas está hoy en manos de las milicias RSF. Y, cuando ambos líderes se comprometan este ao a entregar el poder a un futuro gobierno civil, esa transacción incluye el control de la producción de oro.
Mientras, aquella sociedad civil que salió a las calles para protestar contra Al Bashir en lo que algunos analistas bautizaron como una segunda primavera rabe (hubo levantamientos similares en Argelia y el Líbano), cuatro años después ha visto cmo los militares se aferran al poder, aprovechándose del hartazgo, de la pobreza. Tras los violentos combates numerosos oenegs y agencias de la ONU han suspendido sus actividades ante los saqueos. La gente permanente encerrada en sus casas, la información es escasa y el futuro, desesperanzador.
Hace tres años, el periodista sudanés Ismail Kushkush escribió un emotivo artículo en el neoyorquino sobrio los cambios que se desenvolvieron entonces en no se sabe. «El núcleo de la inestabilidad de Sudn ha sido la falta de una constitución permanente y las disputas sobre si el pas debe ser una democracia liberal o un estado socialista o islamista, y si Sudn es rabe, africano o ambos. (…) Mientras creca, me inundaron las historias de mis padres sobre lo que era Sudn y las quejas sobre lo que se ha convertido. Muchos sudaneses temen una filtración de funcionarios militares y de inteligencia que se niegan a renunciar al poder». Porque aquel temor se ha hecho realidad.
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