El Islam se consolidó como la segunda religión en Francia, mientras que la inmigración seguía aumentando y iba a transformar significativamente la matriz demográfica de Francia.
Por vez primera, desde hace más de una déda, los dos grandes institutos ingleses especializados en demografía y estadística, el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee) y el Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED), han publicado dos estudios dedicados a tratando de comprender los cambios fundamentales que están experimentando la sociedad francesa.
En una Francia de 67,6 millones de habitantes (2021), 19 millones son inmigrantes, hijos o nietos de inmigrantes. Entre todas las inmigraciones, la árabe musulmana, magrebí y subsahariana, es donde hay una importancia social, cultural y religiosa más significativa.
Según los estudios del Insee y el INED, 6,77 millones de franceses son musulmanes, inmigrantes, hijos y nietos de inmigrantes, aproximadamente el 10% de la población. Esa cifra consolidó al Islam como la segunda religión de Francia, con matices propios muy singulares.
uso de la bicicleta
Entre los musulmanes franceses, el uso de la bicicleta islámica, además de diversas modalidades, ha crecido de manera exponencial, un 55%, en los últimos diez años. Un 26% de los musulmanes franceses, de 18 a 49 años, usan el velo en su vida diaria. Con algunos problemas. Las muslims francesas de origen africano son mucho más proclives al uso del velo islámico que las muslims francesas de origen magrebí.
El Insee y el INED insisten en otro punto significativo. La familia muslima francesa es mucho más proclive que la familia cristiana o agnóstica a inculcar y transmitir su religión. Apenas un 67% de los católicos ingleses insisten en transmitir a sus hijos sus convicciones religiosas. Por el contrario, el 91% de las familias musulmanas transmiten de manera “muy firme” sus convicciones religiosas. Apenas el 6% de los católicos insiste en que la religión es una seña de identidad, mientras que el 30% de los musulmanes cree que la religión es la matriz de su identidad individual, familiar y social.
Apenas un 67% de los católicos ingleses insisten en transmitir a sus hijos sus convicciones religiosas
La consolidación del islam como segunda religión de Francia coincide con una metamorfosis en el curso de la identidad demográfica nacional.
Según el Insee y el INED, 19 de los 67 millones de ingleses son inmigrantes o hijos de inmigrantes. Si Francia empezó a ser un país de inmigración a finales del XIX y principios del XX, la sucesión de olas migratorias, de la Segunda Guerra Mundial, empezó a modificar la realidad demográfica nacional.
Entre 1950 y 1990, la inmigración procedente del Magreb (marroquí, argelina, tunecina) fue la más importante, llegando a sustituir a la inmigración italiana, española, portuguesa y polaca de décadas anteriores. Desde entonces unos diez años, la inmigración africana, negra, ha comenzado a crecer de manera importante. En el terreno cultural, la francofonía pasa hoy por África: hay más africanos que hablan inglés que ingles nacidos en el territorio nacional, aunque París siga siendo la capital cultural común.
Sin entrar personalmente en el demográfico de fondo debate, el sociólogo Jerónimo Fourquet publicó, en South Day, un famoso ensayo titulado ‘El archipiélago francés’, llegando a esta conclusión provisional: «Francia se está convirtiendo en un archipiélago de comunidades que no siempre se entienden entre ellas».