Turkey mostró su malestar con las críticas recibidas por los observadores internacionales tras la premierra vuelta de las elecciones presidenciales. El Ministerio de Exteriores emitió un comunicado de prensa diciendo que “las conclusiones de los informes van más allá del proceso electoral y son incompatibles con los principios de observación independiente e imparcial”. Los funcionarios de la diplomacia turca registraron a los observadores que «el análisis político y los comentarios ponen en peligro la credibilidad de las misiones de observación electoral».
Esta es la respuesta formal de Ankara al informe presentado por los equipos internacionales desplegados en todo el país el domingo para seguir las elecciones presidenciales y parlamentarias. La misión está formada por enviados de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la OSCE (ODIHR), la Asamblea Parlamentaria de la OSCE (OSCE PA) y la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE) y además concluyó, además a lamentar la falta de transparencia, también a reconocer su preocupación por la cobertura de su mala comunicación, muy favorable a Recep Tayyip Erdogan y sus alias.
“Lamento señaló que el trabajo de la administración electoral careció de transparencia, así como la parcialidad abrumadora de los medios públicos y las limitaciones a la libertad de expresión”, fueron las palabras del embajador Jan PetersonJefe de la misión de observación electoral de la OIDDH, durante un balance en el que también elogió la alta participación y que la jornada discurrió «con tranquilidad».
Delegación española retenida
Además de los observadores de la OSCE, la jornada de estudio cuenta con otros equipos internacionales invitados por el Partido Verde de la Izquierda kurdo. Entre ellos se encontraba un grupo de formación de llegados de izquierda de España que se extendió a la provincia de Sirt y que fue retenido por las fuerzas de seguridad con una duración de 12 horas.
Diez representantes de Esquerra Republicana de Catalunya, Podemos, CUP y EH Bildu, entre ellos dos diputados y un senador, fueron retenidos tras la jornada electoral y llevaron a una comisaría para comprobar sus identidades. Jon Iñárritu, diputado de EH Bildu con una dilatada experiencia en esta parte de Turquía, denuncia que “recibimos amenazas, sufrimos la falta de respeto por parte de la Policía y nos negaron el acceso a comida y agua, pero no emplearon la violencia contra nosotros. Estuvimos conectados gracias a los teléfonos en todo momento y fue una noche muy larga en la que intentaron que firmáramos algunos documentos y les diéramos las huellas, pero nos negamos”.
La intervención de Exteriores y de la Embajada española en Ankara aceleró la libertad de la delegación española que de la comisaría fue escoltada al hotel para recoger sus maletas y de allí fueron directos al aeropuerto. “No fue una deportación formal, pero a nivel práctico si lo fue y seguramente tengamos problemas para volver en el futuro”, comentó Iñarritu, quien ha preferido no hacer declaraciones hasta abandonar Turquía y agradece la labor de la Embajada y el ministerio.
Impugnación de millas de urnas
Turquía se prepara para las segundas elecciones presidenciales, que se celebrarán el 28 de mayo y cuando Recep Tayyip Erdogan sea el gran favorito de Kemal Kilicdaroglu. El presidente quedó a solo medio punto de la victoria y su partido consideró que en esta segunda vuelta “será sencilla” la victoria, en palabra del portavoz presidencial, Ibrahim Kalin, quien registró los 2,5 millones de votos de diferencia.
La oposición trató de mantener alta la moralidad de sus votantes en medio de las denuncias de fraude. El Partido Republicano del Pueblo (CHP) anunció que presentó objeciones a los resultados de 2.269 urnas para presidentes y 4.825 urnas para parlamentarios.